Las aplicaciones de nuestro Data Center nos piden proceso (CPU y RAM) para poderse ejecutar, y espacio en disco (cada día más) para guardar nuestros preciados datos. Los que trabajan en ello, saben que el simple hecho de mantener una infraestructura de este tipo en marcha, requiere de monitorización y gestión diarias respaldadas por un equipo de operación que se ocupe de ello.
Cuando el negocio es dinámico y el crecimiento está a la orden del día, la cosa se complica aún más, ya que la escalabilidad de los recursos requiere de una planificación y diseño que muchas veces, si no se ha previsto de antemano, se convierte en tarea imposible, y nos obliga a renovar infraestructuras que se han quedado obsoletas antes de tiempo, y por tanto, no hemos amortizado.
Soluciones de hiperconvergencia
Las soluciones de hiperconvergencia, vienen a “resolver” estos problemas, al menos en parte, y plantean un sistema hiper escalable, donde poniendo un equipo al lado de otro, los recursos del datacenter (tanto proceso como espacio en disco) van creciendo en función de las necesidades. Cada nuevo appliance que se añade al Data Center se comunica con la infraestructura existente, se reconfigura, y de forma totalmente automática, pone sus recursos a disposición de un pool global, de modo que vemos crecer nuestros recursos sin necesidad de re diseños ni operaciones complejas en un tiempo récord, y lo que es más importante, sin ninguna parada en el servicio.
Si tuviéramos que hacer una analogía con el día a día, podríamos decir que las habitaciones de mi piso están alrededor de un largo pasillo, y que cuando le pido a la inmobiliaria una habitación más, en lugar de hacer reformas en el piso, traen una habitación nueva y la colocan en ese mismo pasillo, y donde antes había una pared, ahora tengo una nueva puerta.
Si ello lo combinamos con herramientas de predicción, que analizando los datos de nuestro día a día pueden estimar cuales serán nuestras necesidades a corto plazo, podemos prever las adquisiciones que tendremos que realizar a futuro.
Ya sólo nos falta llegar a un acuerdo con el proveedor tecnológico y que, en lugar de vendernos los equipos, nos facture por su uso en régimen de alquiler. A partir de ese momento, podremos decir que en cada momento tenemos los recursos que necesitamos y que pagamos, ni más ni menos, por el uso que hacemos de ellos. Este modelo es el más adecuado para los negocios que basan su actividad, y por tanto facturación, en una plataforma digital.
En estos momentos, los grandes proveedores de cloud nos están proponiendo algo parecido. Nos ofrecen recursos ilimitados y un pago periódico por ellos, en función del consumo que hagamos en cada momento. Eso sí, hay que jugar con sus reglas, y aunque su catálogo es muy amplio, irse al cloud puede tener sus restricciones. La protección de datos, sus procesos de recuperación, y los planes de continuidad en caso de desastre, suelen estar sujetos a unas políticas que quizás no cumplirían con las expectativas de los negocios más exigentes.
Está evolución del modelo tecnológico nos plantea un gran dilema, ya que si la mitad del mercado es absorbido por el cloud y la otra mitad tiende a las soluciones commodity, tenemos que posicionarnos y definir nuestra estrategia. Es necesario conocer estos nuevos modelos y formarnos en las tecnologías de hiperconvergencia, pero no será fácil prever el futuro.
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Es muy fácil explicar la evolución mirando hacia atrás y razonando que unos animales ganaron alas y otros perdieron escamas, pero, ¿quién en aquella época de transformación hubiese sido capaz de señalar la dirección correcta?