¿Sabrías identificar aquello que te hace levantarte por las mañanas para ir a trabajar? Solamente el intento de contestar a esta pregunta tan trascendental puede que haga que te quedes en la cama un rato más. En ese caso, quizás los japoneses te puedan ayudar.
Japón posee una cultura ancestral y es el origen de muchos conceptos que, desgraciadamente, no tienen traducción al castellano. Cuando se les pregunta por su motivo para salir de la cama todas las mañanas e ir a trabajar, muchos de ellos pronuncian la palabra Ikigai, que representa su motivación vital, su misión, el origen de su motivación y de su fuerza diaria.
La identificación del Ikigai nos ayudará a entender mejor nuestros comportamientos y nos ayudará a ser felices y sentirnos satisfechos de lo que vamos haciendo, pero, además, nos hará recorrer un camino de reflexiones que abrirá nuestra mente y enriquecerá nuestro conocimiento.
El objetivo es identificar aquello en lo que somos buenos, que nos gusta realizar, que nos pagan por ello y que, además, sabemos que aporta valor al mundo. Si somos capaces de centrarnos en ese punto, aumenta nuestra motivación, ya que nuestra presencia en el mundo está justificada y la felicidad será una de las consecuencias.
Para comenzar, debemos responder a estas cuatro preguntas:
- ¿Qué se nos da bien hacer?
- ¿Qué nos gusta hacer?
- ¿Qué necesita el mundo?
- ¿Qué podemos hacer de forma rentable?
Las intersecciones entre cada dos de estos elementos son cuatro:
- La combinación de lo que amamos y lo que el mundo necesita, determina nuestra MISIÓN
- La unión de lo que amamos y lo que hacemos bien, define nuestra PASIÓN
- Lo el mundo necesita de nosotros y aquello por lo que nos pagan, expresa nuestra VOCACIÓN
- El producto de lo que hacemos bien y lo que genera nuestros ingresos, muestra nuestra PROFESIÓN
Sin embargo, para alcanzar la máxima expresión de Ikigai, tenemos que posicionarnos en el centro de esta estructura y conseguir el equilibrio de estas cuatro motivaciones. Si vemos las intersecciones de estos elementos tres a tres:
- La unión, la intersección de lo que amamos, con lo que sabemos hacer bien, y lo que el mundo necesita de nosotros, nos permite lograr GOCE Y SENTIDO DE REALIZACIÓN, PERO SIN RIQUEZA (falta la fuente de ingresos)
- Si combinamos lo que sabemos hacer bien con lo que amamos o nos gusta hacer, y lo que nos pagan por hacer, podemos sentir SATISFACCIÓN, PERO CON SENTIMIENTO DE INUTILIDAD (falta lo que el mundo necesita)
- De la superposición de lo que amamos con lo que el mundo necesita y aquello por lo que nos pagan nos puede dar ENTUSIASIMO Y COMPLACENCIA, PERO SENSACIÓN DE INCERTIDUMBRE (falta lo que sabemos hacer bien)
- Lo que amamos, junto con lo que el mundo necesita y aquello por lo que nos pagan, determinan que nos sintamos CONFORTABLE, PERO SENSACIÓN DE VACÍO (falta lo que amamos)
La combinación de los cuatro factores, nos da el ‘ikigai’ de nuestra vida, el sentido de nuestro existir y nuestra razón de ser. A medida que las personas van creciendo, su Ikigai puede cambiar, ya que es casi imposible mantener un equilibrio paritario entre las cuatro fuerzas que determinan nuestra satisfacción de vivir. Además, cada persona tiene cierta inclinación que nos puede llevar a privilegiar el éxito profesional, a seguir nuestra vocación por encima de todo, a responder a nuestra pasión, o a desarrollar nuestro sentido de misión, pero lo que nunca nos puede faltar es tener o sentir: UNA MOTIVACIÓN PARA VIVIR, y, una vez identificada, habrá que desarrollarla, trazando un plan y obligándonos a seguirlo. ¿Te apuntas a desarrollar tu IKIGAI?